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martes, 24 de noviembre de 2015

“Nuevo nacimiento”, una explicación común y a la vez, errada

© Por Pr. J.A. Torres



El nuevo nacimiento (regeneración) no ocurre cuando creemos, no. Considerar este milagro, esta obra sobrenatural  como consecuencia de la fe humana, y fe natural, es un error descomunal, lo cual lamentablemente ha encandilado a muchos para anunciar salvación a personas que han hecho una oración, y jamás han nacido de nuevo. Esta errada noción ha hecho que la impronta evangelical  sea incluso  un motivo para preparar show de “evangelización”, en efecto, hablando del nuevo nacimiento y como llega a ocurrir, Palau no dudó en escribir: «… Esto sucede  cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y ponemos nuestra fe en el Señor Jesucristo.» (Palau 2012:21). Tampoco debe extrañarnos que Billy Graham  —el mentor de Palau—  tuviera la misma  errada idea[1] al respecto. Notemos otro ejemplo de esto. Pablo Deiros, en  su “Diccionario Hispano-Americano de la misión, edición revisada”,  y nótese,  de la “misión”,  auspiciado por  COMIBAM[2]  respecto el nuevo nacimiento, escribió:

“Llamado también regeneración, es la acción exclusiva de Dios, quien, a través de su Espíritu Santo, da vida a aquellos que se vuelven a él (arrepentimiento) con fe. El nn [nuevo nacimiento]  es un don de Dios a través del Espíritu Santo, y es requisito indispensable para entrar al reino de Dios. Con el nn, el creyente recibe una vida nueva y entra en una nueva relación con Dios como hijo suyo. Sus pecados son perdonados, pasa de muerte a vida, de condenación a salvación, y comienza a vivir y a madurar como cristiano en el mundo con la asistencia del Espíritu Santo [...] «Cuando la gente recibe a Cristo, nace de nuevo en su reino y debe tratar no sólo de manifestar sino a la vez de difundir la justicia del mismo en medio de un mundo injusto...» (Deiros 2006:314s).

El vaivén gramatical de Deiros es evidente, en su afán de conciliar el aspecto humano y la gracia de Dios, asegura que la regeneración es una acción exclusiva de Dios, pero, dependerá de aquellos que se “vuelvan” a Dios.  Aun más, dice, “cuando la gente recibe a Cristo…”  —a reglón seguido añade—  “…nace de nuevo”. No cabe duda que Deiros, como Palau y Graham, tuvieron el mismo profesor de soteriología. Ahora, no necesitamos ser calvinistas para refutar a los autores citados, no, más bien se requiere ser fiel  a lo que la Biblia enseña realmente, esto es, ser buenos exégetas (2 Tim. 2:15).


Notemos otro ejemplo de esta noción errada en el folleto promocional de la NTV (Biblia, “Nueva Traducción Viviente”), fruto del trabajo de más de “cincuenta eruditos” según el mismo folleto  (pág. 4),  teniendo como “ministerios” editoriales no sólo a Tyndale, Unilit, sino también, la asociación de Luis Palau. ¿Cuál es el ejemplo? Nótese el comentario que estos eruditos han hecho de Juan 1:12, en la  nota  al  pie de página  correspondiente, en donde se lee:

“1:12-13 Todos los que reciben a Jesucristo como Señor de su vida nacen de nuevo espiritualmente y Dios les da una buena vida.” (NTV)

La explicación que se da, sigue la misma ruta de Deiros, pues se añade en otras páginas más adelante  que: “Nadie puede adquirir el nuevo nacimiento por su propia cuenta; solamente Dios lo otorga.” (pág. 25); no obstante, —y al reglón seguido también— se añade  una petición, diríamos, legítima: “…¿le ha pedido a Dios que le haga una nueva persona?” No obstante, no debe creer el lector que los eruditos de estas notas conciben la salvación como una plegaria davídica a Dios por salvación (Sal. 51) que es lo que deberían entender las personas,  no, en la página 85, se nos da una explicación  de cómo ser salvo, en donde por cierto, no se nos dicen mentiras, pero sí, se cae nuevamente en el sacramentalismo del rito evangélico de la oración del pecador, así por ejemplo, se usa Romanos 10:9 para que las personas lo “digan” en voz audible y se añade:

“¿Quiere aceptar a Jesús como Salvador? […] dígale a la persona que puede usar sus propias palabras repetir la siguiente oración con usted…. […] ¡Es todo! Ahora puede darle la bienvenida a la familia de Dios: ¡es su nuevo hermano o hermana en Cristo!” (Biblia de estudio NTV, folleto promocional pág. 85).

Los autores mencionados en esta breve reflexión que exhiben esta errada idea del nuevo nacimiento,  claramente  consideran que la fe humana, la fe natural,  llega a ser la  palanca  humana para ser salvo. Bajo este entendimiento de la salvación   entonces, evidentemente una “decisión” es vital,  erradamente garantizada si se evoca a través de una oración; no obstante ignoran totalmente estos autores —consecuentes con su teología— que la fe verdadera, no se encuentra en ningún hombre, porque el hombre en su estado natural, está muerto a las cosas de Dios (Efe. 2:1s), y no buscará a Dios (Rom. 3:10ss)  a menos, que Dios cambie su disposición (Jn. 6:44), justamente, a través de un milagro, de una obra sobrenatural que el NT llama,  nuevo nacimiento y/o regeneración  (Jn. 3; Tit. 3:4-6;2 Tim. 1:8-9;2 Tes. 2:13-14; Stg. 1:17-18; Fil. 1:29). Aun más, ¿son éstos, ejemplos de la gracia de Dios? En efecto, pareciera lógico pensar que Dios ha provisto expiación en Cristo, y nosotros debamos acceder a algo que está a la mano, y sólo necesita de nuestra venia  y decisión. Nuestra respuesta, la respuesta del NT por supuesto que no, nada de esto puede considerarse la gracia del NT. Por el contrario, esto significa que la fe real, es justamente la consecuencia del nuevo nacimiento, o, los primeros latidos de la nueva vida, jamás lo que provoca el nuevo nacimiento. Cuando entendemos la regeneración como el NT lo enseña, entonces, hasta nuestra gramática cambia, diríamos, hasta nuestra manera de hablar, y de explicar  esta doctrina.  Enrique Drumond,  quien escribiera la “La Ley Natural en el Mundo Espiritual”, ofrece una explicación precisa de qué, y cómo funciona el nuevo nacimiento explicando que no existe generación espontánea en lo espiritual. “La teoría de la generación espontánea de la vida ha sido concluyentemente refutada. Así que la vida orgánica puede venir sólo de la vida orgánica. Los minerales inorgánicos no pueden tener vitalidad y ascender por sí mismos hasta llegar a ser orgánicos. La planta debe descender hasta el mundo muerto que está abajo y tocar su materia con el misterio de la vida que ella tiene. De semejante manera, el hombre natural está sin esperanza, está muerto, hasta que Dios, el Ser infinito, llega a él, lo hace nacer otra vez, le abre los ojos del alma y le permite ver el reino de Dios.”  (Drumond  en Lerín 2000:269). En otras palabras, y como escribiera notablemente William Shedd: “La gracia se imparte al hombre pecador, no porque él crea, sino con el fin de que pueda creer; esto se debe a que la fe misma es un regalo de Dios.” (Shedd en Lutzer 1998:170).



Bibliografía


Deiros, Pablo  2006. Diccionario Hispano-Americano de la misión, Nueva edición revisada. COMIBAM, internacional.  
Lerín, Alfredo 2000. 500 ilustraciones. El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones.
NTV  2010. Diario Vivir, Biblia de Estudio (NTV), folleto de promoción, el evangelio de Juan.
Lutzer, Erwin 2001. Doctrina que dividen. Grand Rapids, MI: Portavoz.
Murray, Ian 2012. Spurgeon y sus controversias. Carlile, PA. EE.UU.: Estandarte de la Verdad. 



[1] “Tú abres el corazón y le permites que entre. Reniegas de todo pecado y de todos los pecados. Renuncias y te entregas a él por la fe. En ese preciso instante tiene lugar el milagro de la regeneración…” (Graham en Murray 2012:12).
[2] Movimiento misionero iberoamericano  http://www.comibam.org/es/  

lunes, 9 de noviembre de 2015

Libros recomendados 4: La trilogía de Best

Por Pr. J.A. Torres Q. 

Uno de los autores más asertivos en cuanto a la soteriología  reformada; la fe, el nuevo nacimiento, la regeneración, el libre albedrío, entre otros.  W.E. Best (1919-2007)  es su nombre, quien escribió en sus días más de 25 libros. No debe pensar el lector de estas líneas, que Best, fue un autor moderno, a pesar que las ediciones al español fueron editadas desde los 90 en adelante,  los originales —en inglés— pueden encontrarse desde el año 1975 en adelante, no cabe duda que de algún modo, Best vino a ser el eco del gran predicador, pastor y profesor inglés,  J.I. Packer, quien el año 1963 había escrito ya, “El evangelismo y la Soberanía de Dios”. Como señala uno de sus biógrafos,  Wilbern Elías Best (1919-2007) nació el 18 de junio de 1919,  Texas. Habiendo hecho una falsa profesión de fe a los 15, sufrió una crisis posterior, llegando por la Gracia de Dios  a experimentar una conversión verdadera; desde aquellos días Best no dudó dedicar sus días a predicar el evangelio, poniendo el acento en la verdadera doctrina de la conversión  y sus implicancias (Bond 2015:1).  No se debe olvidar que Best escribió en medio de una  supremacía  consensual arminiana. Como dato curioso, la trilogía de Best, nos llegó de la librería de buenos siervos (pastores) algunos jubilados, que tenían nociones arminianas de la fe, como también de la regeneración, paradójico. 

           Pues bien, aunque Best no fue dispensacionalista (pre-tribucional/pre-milenial) como Chafer, o  Ryrie, aún,  como  MacArthur en el día de hoy,   queremos recomendar tres libros de él  que en el sitio Web a su nombre, se ha dispuesto de manera gratuita en formato PDF. El primero. “La fe sencilla, un concepto falso.”




          “La fe sencilla, un concepto falso”, es un estudio que  distingue entre la fe salvadora que Dios da a sus escogidos, de la fe natural que el hombre aún tiene (cf. Stg. 2:14-26), una cuestión que suele olvidarse, especialmente, en el área de la evangelización. Una breve cita: “Uno sin la fe dada por Dios no tiene la fe salvadora. La fe salvadora no es histórica, temporal dependiente en los sentimientos de uno, o basada en los llamados milagros. ¿Sabes que si tienes la fe dada por Dios? ¿Tienes duda en tu mente que la tienes?” (Best  1993:10). El argumento de Best, es que, a menos que Dios intervenga en el hombre, éste, jamás abrazará el evangelio dando los frutos genuinos de la verdadera conversión; en otras palabras, "El Dios que requiere la fe de los escogidos obra la fe en los elegidos." (1993:19).

          El segundo, “La libre Gracia en contra del libre albedrío”, en este señala Best, que el hombre no tiene la capacidad de responder a Dios, a menos que su voluntad  sea cambiada mediante la regeneración, el hombre no escogerá a Dios, porque justamente, sus patrones morales, deseos y prioridades, obedecen a  sí mismo, y al mundo, en otras palabras, su albedrío, es compatible con su naturaleza,  (1 Cor. 2:14; Efe. 2:1ss). Una breve cita: «Desde la caída de Adán, la voluntad de toda persona está inclinada hacia el pecado por naturaleza. Permanece así hasta que el Espíritu de Dios lo regenera. Entonces, su voluntad es inclinada hacia Dios por la gracia. La obra de la regeneración en el individuo produce así un cambio radical como la caída causó en Adán.» (Best 1992:10). En otras palabras, la causa de la fe, es la regeneración, no la fe; como escribiera el profesor Hartmut Beyer en su excelente comentario a las epístolas de Juan: "Juan deja en claro que la fe es el resultado del nuevo nacimiento y no al revés." (Beyer 1998:279).





        Finalmente el tercer libro que queremos recomendar, es un complemento teológico a los anteriores, “Los conceptos Falsos acerca del Nuevo Nacimiento”, como se señala en la página Web en honor a W.E. Best, Jesús le dijo a Nicodemo, “Os es necesario nacer de nuevo,” pero ¿qué quiso decir? Este estudio versículo por versículo de Juan 3:1-21 examina los tres puntos de vista de la regeneración: regeneración bautismal, la regeneración de la fe, y la regeneración Espíritu. Una breve cita: “No hay porción de la Escritura más usada, peormente abusada, y menos entendida que Juan 3:1-21. […] En el estudio de la inhabilidad total  espiritual del no regenerado, uno no puede ignorar la pasividad del verbo gennao (nazca) en Juan 3:3 representa el sujeto como el recipiente de la acción, significando que el sujeto  está recibiendo la acción. Si el sujeto fuera participante en la regeneración, estaría en voz media.” (Best 1993:1,15).



Link de descarga PDF: Pronto


Bibliografía

Bond, Josh 2015. W.E. Best Collection. URL Internet: http://www.biblesupport.com/e-sword-downloads/file/1293-we-best-collection/
Beyer, Hartmut 1998. Las Cartas de Juan, notas exegéticas (Hermenéutica y exégesis).Viladecavalls, Barcelona, España: Clie.  
Best. W.E.  1993. “La fe sencilla, un concepto falso.” Houston, TX:  W. E. Best Book Missionary Trust.
Best. W.E.  1992. “La libre Gracia en contra del libre albedrío.” Houston, TX:  W. E. Best Book Missionary Trust.
Best. W.E.  1993. “Los conceptos Falsos acerca del Nuevo Nacimiento.” Houston, TX:  W. E. Best Book Missionary Trust.
Best, Wilbern 2013. The W. E. Best Book Missionary, en Español. URL Internet:
 http://www.webbmt.org/index.html#sthash.v6YzPbmL.dpuf
WITHCHRIST 2013. WILBERN E. BEST, (1919 - 2007) pastor and author. URL Internet: http://withchrist.org/best.htm

jueves, 5 de noviembre de 2015

Los dos polos de la Gracia

Por  Pr. J.A. Torres Q.



Un arminiano —no necesariamente hostil a la soteriología reformada— sabe muy bien expresar, aun, enseñar lo siguiente: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios…” (Efe. 2:8a) RV60. No obstante, no entiende realmente qué quiere decir realmente  la Sola Gracia. Aun más, me llama la atención, y quizás también, me deja un poco perplejo el escuchar algunas predicaciones de algunos ministros evangélicos con títulos como: “La verdadera Gracia de Dios”, o, prédicas explicativas como: “¿Qué es el nuevo nacimiento?” Ya títulos como, “La verdadera…”, o, “Qué es realmente…” son un poco osadas, claro, a menos que se enseñe correctamente el principio escritural; no obstante lo que me deja más desorientado aún, es el contenido de las mismas, y en especial,  las que  el predicador al final dice a voz en cuello: ¿Cuántos quieren nacer de nuevo? No son predicaciones necesariamente heréticas, no obstante, revelan una "pía" ignorancia del tema.

La Gracia, desde el punto de vista soteriológico, tiene dos polos; la obra de Cristo “por” nosotros, y la obra de Cristo “en” nosotros”; lamentablemente, muchos hablando de la “Verdadera Gracia de Dios” sólo se enfocan en el “por” nosotros, cerrando allí el tema, lo cual no está mal, no obstante al no distinguir o, omitir el segundo polo de la misma, y agregando frases como, “tienes que aceptarle…”, “debes hacer la oración…”, ¿quieres nacer…?” se vuelcan concretamente a la misma noción que la iglesia de Roma tenía durante la contra reforma acerca de este tema, por cierto, que aun se tiene.

           Pelagio (354-520 d.C.) el primero en levantar el humanismo en la salvación, fue condenado por los concilios de Milevi y Cartago en el 418 d.C., y finalmente por el concilio de Éfeso en el 431 d.C., pero, claramente sus ideas aun están presentes en el día de hoy, en efecto, Pelagio cuando hablaba de la Gracia de Dios, se refería a libre albedrío, y muchos han adoptado esta premisa   (Erickson 2008:645).  Por ello Agustín le refutó notablemente rescatando el ordo salutis correcto, y aun más, sacando del polvo humanista el polo interno de la Gracia, esto es, la obra de Cristo “en” nosotros. Lo cual trajo a colación con el latinismo “initium fidei” (el inicio de la fe). Aunque sin duda el NT revela la necesidad de que el hombre se arrepienta y crea, debemos entender justamente, cómo  es que se inicia la fe, la verdadera fe. Agustín nos da la respuesta, escribió:

«La fe, pues, desde el comienzo hasta su perfección es don de Dios […] este don se concede a unos y a otros no. […] pero por qué la fe no se concede a todos no debe inquietar al creyente que sabe que todos los hombres, por el pecado de uno, merecieron una condenación justísima. Pero por qué Dios libra a unos de esta condenación y a otros no, pertenece a Sus juicios insondables […] si se investigara e inquiriera cómo es que Dios que cada uno que recibe fe es digno de semejante don, no faltarían quienes dijeran “Por la voluntad humana” [libre albedrío]. Pero nosotros declaramos que es por la gracia, o predestinación divina.» (Agustín en Calvino 2008:26).

Para Agustín la Gracia divina  estaba basada en la Soberanía de Dios, y no sólo incluía la obra de Cristo “por” nosotros, sino esencialmente, una obra activa y constante “en” nosotros”. En otras palabras, y desde el enfoque del “por”, la Gracia obró un sustituto “por” y/o en lugar de nosotros, Cristo; y, desde el punto de vista de “en”, nos capacitó para abrazar la obra de Cristo (Hec. 2:47; 10:34-35; 13:48; 27-28; 1 Tes. 2:13-14). No es casual entonces, que, tanto Agustín como los reformadores, hablaran de una Gracia operativa, jamás, cooperativa. De una salvación monergista, no sinergista. Pero, ¿qué sucede hoy en nuestra selva evangélica? Erwin Lutzer tiene mucha razón, la diferencia entre un católico y un evangélico, es grande, no obstante, muchos evangélicos concuerdan con la teología católica en el sentido de que han aceptado la idea de Juan Casiano, el promotor del semipelagianismo. ¿Que creía Casiano? Como escribiera el profesor Reinhold Seeberg, Casiano: «“sostenía firmemente dos principios acerca de la gracia divina: que somos incapaces de hacer algo bueno sin la ayuda de Dios (col. xiii: 6), y que es necesario preservar la afirmación del libre albedrío […] síguese de ello que la gracia y el libre albedrío cooperan; “Así, pues, la gracia de Dios coopera siempre para el bien con nuestra voluntad…”.» (Seeberg 1963:364). Y la conclusión obvia entonces fue: “…puesto que él quiere que todos los hombres sean salvos, y sin embargo no todos son salvos, sólo es culpa del hombre que algunos se pierdan, y la voluntad humana es la única responsable.» (Seeberg 1963:364).  Como usted puede  observar, las preposiciones “por” y “en”, no son tan superficiales. ¡Dios nos ayude a ver la implicancia de las mismas en la teología! !Los dos polos de la Gracia!


Bibliografía

Calvino, Juan 2008. La predestinación y la providencia de Dios. Guadalupe, Costa rica: CLIR. 
Erickson, Millard 2009. Teología Sistemática. Grand, Rapids, MI: Clie.
Seeberg, Reinhold 1963.Manual de Historia de las Doctrinas, Tomo I. El Paso TX: El Lucero.
Torres, A. Joel 2015. ¿Decisionismo o evangelismo Bíblico? ISBN 978-956-351-515-2, Victoria, IX Región: Chile. 
Lutzer, Erwin 2001. Doctrinas que dividen. Grand, Rapids, MI: Portavoz. 



Libro recomendado 3: "La regeneración decisoria" por James Adams

Pr. Pr. J.A. Torres.


Nuestro tercer libro recomendado, la “Regeneración decisoria”, por James Adams, 61 páginas, breve, rotundo y claro. El bosquejo:



Una breve cita:

«En ocasiones el intento de “decisionalizar” de los predicadores denota una falta de comprensión al ordenar a sus oyentes que nazcan de nuevo. El planteamiento de nuestro Señor es precisamente el contrario. La Palabra de Dios no indica en ninguna parte que podamos llevar a cabo nuestro propio nuevo nacimiento. Dar a la luz a uno mismo es físicamente imposible. Nadie en toda la historia del mundo ha tenido la más mínima responsabilidad en su propio nacimiento. La analogía que utiliza Cristo con Nicodemo es clara: tal como no producimos nuestro nacimiento al mundo, tampoco podemos producir nuestro propio nuevo nacimiento. Jesús y sus apóstoles enseñaron y predicaron una y otra vez que no nacemos de nuevo por alguna decisión humana, sino por el poder omnipotente de Dios.» (Adams 2007:38). 

La verdadera libertad

Por Pr. J.A. Torres Q.



Los griegos helénicos hablaban de→ ἐλευθερία (eleuthería) “libertad” y→ ἐλευθερος (éleutheros) “[ser] libre”; en otras palabras, creían en la libertad humana. No obstante y lo paradójica, vivían estos conceptos en una sociedad que admitía la esclavitud de hombres, quienes, a diferencia de los “libres”, no disponían de sí mismos en la pólis (ciudad), esto, porque pertenecían a otro (dueño), o sea, eran esclavos. De allí que en términos políticos, para los filósofos griegos (Platón, Aristóteles, Herodoto) “democracia” —como la que permite a todos los ciudadanos los mismos derechos— vino a ser la mejor manera de lograr la libertad, por ello Aristóteles (384-322 a.C.) consideraba la pólis como la comunidad de los hombres libres. Sin embargo, —como dijimos— era una paradójica libertad democrática, pues, como escribiera Schlier: “…el concepto de libertad en la democracia ática contenía el germen de su propia decadencia, ya que al promover el desarrollo individual socava la ley sobre la cual descansa. La libertad para los hombres, se convirtió en libertad de hacer lo que se les daba la gana. En otras palabras, la ley del yo reemplazó a la ley de la→ politeía→ ciudad estado; la garante de la libertad.” (Schlier 2002:225).

En contraste a la noción griega de “libertad”, los cristianos del primer siglo tenían otro concepto de estos términos —y en esencia— de la “libertad humana”. Pedro, literalmente usando los mismos vocablos que los helénicos conocían, escribió: “… la voluntad de Dios: [es] que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres→ [ἐλεύθερος (eleútheros)]→ “libre” pero no como los que tienen la libertad→ [ἐλευθερία (eleuthería)]→ “libertad” como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.” (1 Ped. 2:15-16) RV60. Esto ya fue radicalmente diferente.  A pesar que no existe en el NT un relato, un hecho que nos revele una disputa concreta respecto el libre albedrío, Jesús, dirigiéndose a los judíos incrédulos (fariseos, escribas, y saduceos, los primeros, que creían en el libre albedrío del hombre), les habló de la→ ἐλευθερος (éleutheros) “libertad, de ser libre” (Jn. 8:32), un término que los ofendió, porque creían que en Abraham estaban eximidos de toda esclavitud, fundamentalmente creían ser libres en el sentido espiritual; Sin embargo, no conocían la connotación real y espiritual de la frase  ὄντως ἐλεύθεροι (óntos éleútheroi Jn. 8:36)→ «“verdaderamente” libres», un simple adverbio hizo la diferencia entre el concepto humanista de “libertad” helénica, y la verdadera libertad que proclamaron los apóstoles. Por contraste, la declaración de Jesús tuvo un eco inquietante para los que creían ser libres en aquella sociedad, pues añadió: “…De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.” (Jn. 8:34) RV60. ¿Tenía el hombre secular de esta sociedad realmente libertad, libre albedrío? Y por cierto, ¿acaso el hombre actual, ha cambiado ontológicamente respecto el griego del primer siglo? No hay otra respuesta y aún, otro remedio, Jesús dijo,  y a manera de conclusión:

“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Jn. 8:38) RV60.

Conclusión: No hay verdadera libertad, sin Cristo.

Bibliografía

González,  Justo 2009.Historia del cristianismo. Miami, FL: Unilit.
González,  Justo 2010.Historia del pensamiento cristianismo. Miami, FL: Unilit.
Schlier, H.  2002. Art: ἐλευθερία/ἐλευθερος” En: Kittel, G. & Friedrich, G. (eds.) 2002. Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 225s.
Torres, A. Joel 2015. ¿Decisionismo o evangelismo Bíblico? ISBN 978-956-351-515-2, Victoria, IX Región: Chile. 

sábado, 31 de octubre de 2015

La inquisición contra Gaspar Centelles; el libre albedrío y el catolicismo-evangélico

J.A. Torres Q.

“Cuando la religión reformada comenzó a difundir la luz del Evangelio por toda Europa, el papa Inocencio III temió en gran manera por la iglesia de Roma. Por ello designó a un número de inquisidores que debían inquirir, prender y castigar a los herejes [...]  como los papistas llamaban a los reformadores. [...] Finalmente, el Papa, no encontrando a estos inquisidores itinerantes tan útiles… resolvió establecer unos tribunales fijos y regulares […] pero, fue la Inquisición Española la que adquirió mayor poder, y la que era más temida. […] obligaron a multitudes, que diferían en sus opiniones  de los católico-romanos, a disimular sus sentimientos. Desde 1244, su poder aumentó más gracias al Emperador Federico II, [rey de España] que se declaró amigo y  protector de todos los inquisidores, [publicando los siguientes edictos] 1) Que todos los herejes que persistieran en su obstinación fueran quemados. 2) Que todos los herejes que se arrepintieran fueran encarcelados por vida.” (Fox 1991:87).

Sin bien es cierto la persecución de Roma tuvo sus inicios mucho antes de la contra-reforma y a través de los primeros emperadores[1] Romanos   —como bien lo explica Fox en su libro, “El libro de los Mártires”—  el clímax de las asechanzas contra los cristianos desde el siglo XII en adelante,  fue  reanimada a través  de la Iglesia Católica  a través de la “Inquisición”, ente perverso[2] reavivado especialmente  bajo el marco de la contra reforma (XIVS). La importancia que la Iglesia Católica dio a esta institución represiva  no sólo fue develada por el marco histórico  en el que se reavivó, esto es, la “contra-reforma”, sino por la rigurosidad de los decretos tridentinos (concilio de Trento [1545-1563]), que impulsaron las misiones católicas  y justamente también, la “misión” de la Inquisición. Fue llamada, la “Santa” Inquisición  y, desde 1542, el “Santo Oficio de la Inquisición”. “Santo”, porque pretendió ser una obra de divina.  De “oficio”, porque fue creada, justamente, para que sobre una primera fase  —la sumaria— oficiara las acusaciones  y, bajo una segunda, —inquisitiva— aplicara los castigos tanto a los inmorales, como a los herejes que negaban los postulados de la Iglesia imperante, la “Iglesia Católica Apostólica y Romana.”


¿Cómo veía la Iglesia Católica entonces  a los pre-reformadores  y su teología? El juicio a Gaspar Centelles (1512-1564) nos da un atisbo de ello. Detenido a finales de 1562 por la Inquisición en España, el fiscal de turno del “Santo” Oficio, lo acusó de herejía, apostasía, y de ser seguidor de Lutero; además  de sospecha, nótese,  por su negación del libre albedrío. Tal cual aparece en el documento original  —castellano antiguo, siglo XVI— el acta de sentencia en contra de Centelles, uno de los primeros pre-reformadores españoles valencianos llevados a la hoguera en 1583, leemos las querellas de la inquisición que se le imputaron: 

“…el susodicho [Centelles], teniendo opiniones herróneas, scandalosas y heréticas, de las que tuvo y dexó introduzidas el perverso heresiarca Martín Lutero, y tienen y prosiguen los otros hereges sus sequaces, creyendo se salvar en ellas, havía fecho, dicho y cometido los críminis y delictos de heregía y apostasía siguientes: lo primero que el susodicho muchas vezes en cierta parte y con cierta persona, porfió diciendo y affirmanado que nustras obras no eran necesarias para nuestra justificacón y que sola la pasión de Christo Nuestro Señor, sin obra alguna, justificava al peccador: más afirmó y porfió que juntamente perdonava Dios la culpa y la pena, y que no había Purgatorio y que, si la Yglesia lo predicava, era por no perder el provecho que de los difunctos les viene por parte de las exequias y capellanías [además] el susodicho en cierta parte tenía en su librería escondido un libro del heresiarca Echolampadio, sabiendo y constándole a él qe estaban vedados por el edicto del Sancto Officio y eb su presencia se leyó en cierta parte: ítem, que elsusodicho don Gaspar fue hallado estar dudoso en la libertad del libre alvedrío, sobre lo qual fue oydo decir afirmativamente muy erróneas palabras en esta materia…”” (Almenara & Ardit 1997:91-92).

           Que paradójico, triste  y desagradable es leer y escuchar a los líderes “evangélicos”  populares defender el libre albedrío tal cual estaba en la noción de los perseguidores de estos reformadores.  Seis ejemplos.

Bill Bright: “Hemos recibido libre albedrío para escoger el camino de Dios o de Satanás, por lo que Satanás se esfuerza para engañarnos.” (Bright 2002:261).

Luis Palau: “Pero los consejeros deben saber dónde se hallan los límites teológicos. La soberanía de Dios no quita de las criaturas el libre albedrío.” (Palau 2014:1).

Joyce Meyer: “También tenemos un libre albedrío y podemos escoger lo que sabemos que será lo mejor para nosotros.” (Meyer 2012:8).

Lucas Leys: “Los líderes debemos enseñarles a los jóvenes a conocer la voluntad de Dios y a discernir el mal en los valores de la sociedad, pero los jóvenes tienen libre albedrío.” (Leys 2013:54).

Junior Zapata: “Nosotros no hemos aprendido a respetar aquello que Dios respeta en el individuo: el libre albedrío.” (Zapata  2005:123).

 Rick Warren: “… Inclusive Dios no  te fuerza a que creas en algo. Él te ha creado a su imagen, y te ha dado el libre albedrío para elegir en lo que quieras creer.” (Warren 2013:1).

Las Solas de la Reforma (Sola Scriptura[3]; Sola Gratia[4]; Sola Fide[5]; Solus Christus[6]; Soli Deo Gloria[7]) requieren de nosotros  entender por qué los reformadores negaron de manera consensual  el concepto soteriológico Católico, en especial,  basado en los sacramentos y  el libre albedrío cooperante, defendido con  anatema[8] por la Iglesia Católica aun  en el día de hoy;  quizás esto responde a la ociosidad e insensatez de estos íconos populistas  que exhiben aún las metástasis del catolicismo. Bien escribió otro de los reformadores en pleno desarrollo de la concepción soteriológica católica, lo cual es sin duda también un llamado a despertar de la trampa teológica romana. “Ocioso y un insensato sobre la sabiduría de Dios, fui engañado por un error no ortodoxo en un tiempo que todavía estuve persiguiendo estudios filosóficos.   A veces iba a escuchar a los teólogos discutiendo este asunto (de la gracia y libre albedrío), y la escuela de Pelagio se me apareció más cerca a la verdad… en la facultad apenas escuche una referencia a la gracia, excepto por unos comentarios ambiguos.  Lo que escuché día tras día fue que somos los maestros libres de nuestro propios hechos, que a nosotros nos pertenece [la] libre voluntad de hacer lo bueno o lo malo, de tener [de nuestro poder] virtudes o pecados y muchas cosas similares.” (Bradwardine en Ibarra & Chairez 2012:1).






Bibliografía

Almenara, Miguel & Ardit, Manuel  1997.  Los movimientos protestantes valencianos en el siglo XVI. Universitat de València: Departamento de Historia Moderna 1997. Internet URL:
Bright, Bill 2002. La Vida Sobrenatural en Cristo. El Paso, TX: Hispano.
Foxe, John 1991. El libro de los Mártires, una historia de las vidas, Sufrimientos y muerte triunfante de los cristianos primitivos y de los mártires protestantes. Viladecavalls, (Barcelona): Clie.
Ibarra, Edgar  & Chairez, Joel  et al.  2012. La doctrina de la Predestinación en el siglo 14. Internet URL:
Palau, Luis 2014. ¿Exaltar el dolor? ¿Ignorarlo? parte 2 (Continuación) Internet URL:
Meyer, Joyce 2012. Hazte un favor a ti mismo. Perdona Aprende a tomar el control de tu vida mediante el perdón. Park Avenue, NY: FaithWords.
Leys, Lucas 2013. Lo que todo pastor debe saber de su líder de jóvenes. Miami FL: Vida.
Victory & Suarez 1865. La moral de los Jesuitas, según la biblioteca infernal de compañía de Jesús, por el autor del folleto, La mentira pontificia. Buenos aires, Argentina.
Warren, Rick 2013. Daily Hope, “Mejora Tu Punto de Vista del Mundo”. Internet URL: http://rickwarren.org/devotional/spanish/mejora-tu-punto-de-vista-del-mundo  
Zapata, Junior 2005. En: Generación emergente. Editorial: Vida.







[1] Nerón, Trajano, Septimio Severo, Decio, Valeriano, Diocleciano.
[2] Como escribiera el autor de “La Moral de los Jesuitas” —Victory y Suarez— desde aquellos días  se ha pretendido —aunque en vano— arrancar la inmensa odiosidad que pesa sobre los Jesuitas haciendo enmudecer la historia (Victory & Suarez 1865:13), por “suerte”,  la historia no oculta la siniestra realidad de ello, baste un postulado de esta compañía que citan   Victory y Suarez, quienes resumieron en 44 dogmas  las conclusiones jesuitas. En el español del 1800,   leemos: “17 Los hijos cristianos y católicos pueden acusar á sus padres del crímen de heregia, aunque sepan que por esto serán quemados ó muertos, y no solamente podrán rehusarles, el alimento si tratan de separarlos de la fé católica, sinó que podrán justamente matar á sus padres sin pecado, si ellos quieren obligarles por fuerza á cambiar de relígion.” (Victory & Suarez 1865:25). Otros conceptos: «“18. Si creéis que se os ordena mentir, mentid”; “20. Para poner fin a las calumnias de puede matar al calumniador, pero en secreto, para evitar el escándalo.” “22. Si una joven ha sido corrompida a pesar suyo, por un joven adultero, antes de que el fruto esté animad puede librarse de él a su antojo.”» (Victory & Suarez 1865:25ss).
[3] La Biblia es el único estándar de autoridad y norma.
[4] Salvación es solo por la Gracia, dispensada por Dios según su soberanía.
[5] Justificación Solo por fe.
[6] Solamente por medio de la obra de Cristo somos salvos.
[7] Solo la Gloria de Dios.
[8] De manera llana y directa el Concilio de Trento, declaró: “Si alguno dijere que los hombres se justifican o con sola la imputación de la justicia de Jesucristo, o con solo el perdón de los pecados, excluida la gracia y caridad que se difunde en sus corazones, y queda inherente en ellos por el Espíritu Santo; o también que la gracia que nos justifica, no es otra cosa que el favor de Dios; sea excomulgado.” (Trento 2012: XI).

Libro Recomendado 2: “Gracia sobre gracia, la nueva reforma en Latinoamérica”

J.A.Torres Q.




Ningún reformador protestante concedió al hombre actual con libre albedrío, cuestión que la Iglesia Católica rechazó contundentemente en el concilio de Trento (1545s), llamando "anatema" a quienes negaran tal conclusión; lo paradójico en el día de hoy, es que la mayoría de los evangélicos cree que el hombre posee dicha “libertad”, dicho don, olvidando la historia que separó al catolicismo de la fe de la reforma. Aunque tenemos una crítica[1] al mismo, es sin duda un excelente libro  escrito por varios autores, aquí,  el bosquejo, y una breve cita de uno de sus capítulos: 




«¿Cuál es el factor decisivo en la salvación del pecador: la voluntad humana o la gracia de Dios? ¿Cuál es papel que juegan la una y la otra? Esta controversia no puede ser calificada de superficial por ninguna persona que esté interesada en su salvación y en la de otros  […] Esa fue la cuestión que Lutero debatió con Erasmo de Rotterdam después de que éste publicara en 1524 su famosa obra […] “sobre la diatriba del Libre Albedrío”. Lutero respondió a finales de 1525, “de servo arbitro”, (la esclavitud de la voluntad”). […] la gran preocupación de Erasmo, y del catolicismo romano en general, era que los protestantes enfatizaran de tal manera la soberanía y el poder de Dios que la libertad del hombre quedara eclipsada. Esta enseñanza era devastadora para el concepto católico romano de la iglesia como dispensadora de la gracia. Tal sistema podía hablar a menudo de la gracia mientras esa gracia fuera meramente una ayuda necesaria pero nunca un poder eficiente que salva. […] como bien señala Erwin Lutzer […] “lo que aparentaba ser un problema menor resultó tener relaciones ocultas, de manera que la cuestión del libre albedrío [ejerció y] ejerce una influencia directa en toda la teología.”» (Sugel Michelén pág. 37).