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miércoles, 9 de agosto de 2017

Timothy Keller, una breve reflexión sobre su teoría de una creación evolutiva teísta

Por Joel Torres


Timothy (Tim)  Keller, es sin duda hoy en día uno de los teólogos de “moda”; abundan sus libros en diferentes librerías cristianas. Sin duda no se trata de un teólogo básico o por decirlo de alguna manera, una estrella fugaz como lo fue  Rob Bell (Nooma). Sin embargo al igual que Bell en su momento, Keller es seguido por muchos cristianos en el día de hoy tal cual lo fue Bell, y por cierto, tiene algo de méritos al respecto, pues no todo lo que él escribe es sin duda cuestionable. Sin embargo al igual que Bell, Keller no tiene muchos reparos en decir lo que piensa, lo cual es sin duda bueno en un contexto en donde cuando se es conocido habitualmente ser sincero aun en círculos cristianos, tiene un costo “político” cristiano no menor que hace que muchos queden en el closet con sus posturas para no perder cierto “renombre”. No obstante Keller no solamente es sincero —diríamos— es demasiado sincero y no oculta aun  sus “redescubrimientos” teológicos en contra posición a lo que el cristianismo tradicional en general considera ortodoxo. Sí, en este caso Keller plantea sin mayores disimulos lo que considera pudo haber sido la creación en su artículo: “Creation, Evolution, andChristian Laypeople”,  lo cual no lo plantea de manera ambigua, sino concretamente como una teoría que los “cristianos” deberíamos considerar, esto es, que Dios usó de una especie de evolución biológica (EBP) para crear el mundo. ¿Qué es lo que plantea entonces Keller? No pretendemos hacer un análisis acabado de la teoría de Keller, pero sí comentar algunos aspectos de su artículo aludido, considerando lo que creemos son sus debilidades.   

       La interpretación de Keller o al menos lo que logramos captar en su papers, es que postula considerar una  especie de integracionismo, al menos, lo notamos sutilmente por ejemplo, cuando dice: “A pesar de que en este artículo sostengo la importancia de la creencia en una [interpretación]  literal de Adán y Eva, he demostrado [también]  que hay varias formas de hacer que eso [se mantenga] y todavía creer que Dios [ha] usado la EBP [evolución biológica evolutiva][1]. Lo que se observa en esta declaración y, en su primera línea, es un abandono del dogmatismo hermenéutico histórico al respecto  pues Keller sostiene la “importancia” de la creencia literal de Adán y Eva pero no como un estándar narrativo  verídico de facto. De hecho, va a decir que Génesis 1 no enseña necesariamente que Dios hizo al mundo en seis días de 24 horas (pág. 5), lo cual es sin duda una condescendencia protocolar a la “ciencia” para que el “clero” protestante y aun el “laico” no sea demasiado “fundamentalista (tradicional)” en cuanto a la literalidad del Génesis.  Así, y en sus declaraciones finales, revela luces de un   integracionismo sutil —como lo pretende la psicología “cristiana”— pues va a señalar  que: «Mi conclusión es que los cristianos que están tratando de correlacionar la Escritura y la ciencia  deberían [tener]  una “Tienda más grande” [mentalidad más amplia?]…”; ¿y para qué? Añade: …he demostrado  que hay varias formas de hacer que eso [se mantenga] y todavía creer que Dios [ha] usado la EBP [evolución biológica]»[2]


      La verdad de las cosas es que el texto es  un poco azaroso algunas veces, lamentablemente creo que la interpretación de Keller, es también quizás un poco ambigua, pues parte sus líneas contraponiendo el debate bajo los dogmatismos propios de los bandos[3]. De manera que la base de su artículo se pavimenta para que el lector de partida, considere un supuesto equilibro ignorado para que  baje la guardia y pondere algunas premisas de la “ciencia”. Segundo, de la misma manera que trata el tema de la “homosexualidad”[4], noto una ambigüedad política por un lado, y quizás también, luces de una argumentación dialéctica. Esto es, da dos pasos hacia atrás diciendo (suavemente) que la literalidad del Génesis es (ahora) “importante”, pero a reglón seguido —dialécticamente— va a dar tres pasos hacia adelante para sugerir al laicado y “clero” protestante considerar la posibilidad de que Dios pudo haber usado la  evolución biológica, lo cual revela la intención de su propuesta. Tercero, sin duda la Biblia no está en contra posición con la ciencia, al menos, la ciencia ortodoxa, no obstante, el punto que Keller aparentemente quiere presentar a sus lectores es que consideremos una propuesta más bien filosófica de la ciencia, pues minimiza el postulado basal de la EBP (evolución biológica) bajo un concepto mas “amigable” pero también, semánticamente  audaz, la evolución biológica. Y esto último es una cuarta debilidad de este artículo. Keller no explica los matices de la teoría de la evolución al presente. Evolución (“selección natural”), Macro-evolución, micro evolución, gradualismo, adaptación; además, ¿a qué se refiere él con EBP (evolución biológica evolutiva)?

De acuerdo a la definición de evolución biológica, esta señala que: “La evolución biológica es el proceso histórico de transformación de unas especies en otras especies descendientes, y su reverso es la extinción de la gran mayoría de las especies que han existido.[5] Si esto es así, y es lo que está ponderando Keller sus lectores debemos preguntarnos, ¿está sugiriendo Keller concretamente que no debiéramos descartar que Dios también pudo haber usado una especie de EBP? ¿Está sugiriendo  que no debiéramos descartar que Dios dejó el reloj andando con macro evolución? De acuerdo a la actual definición de EBP (evolución biológica evolutiva) en la educación primaria deberíamos considerar necesariamente también, los millones de años,  así, el profesor evolutivo en línea nos dice: La evolución biológica es, posiblemente, el proceso más importante que afecta a los seres que viven en la Tierra. Un proceso que se prolonga mucho en el tiempo y tarda miles e, incluso, millones de años en manifestarse.[6] Nótese: Un proceso que se prolonga mucho en el tiempo y tarda miles e, incluso, millones de años…”; lo anterior sin duda es necesario para sustentar no la adaptación de las especies, sino lisillanamente  “la evolución de las especies”. Si esto es así, entonces Keller está siendo amable —por así decirlo—  con la propuesta filosófica de esta teoría “científica” que no es científica, pues no existe, y jamás se ha dado dicha evolución de las especies, el cambio en el genotipo, un cambio morfofisiológico. El mismo Darwin que utilizó principalmente palomas para “probar” o “dar fe” de su teoría, reconoció que aunque había más de 80 clases de palomas, con diferencias en el pico, las alas, el pecho y el pelaje y color, eran siempre palomas (Aburto).

Permítanos una breve explicación de esto. Como bien lo clarifica Jonathan Aburto —especialista en Morfología y Anatomía Patológica— “…obviamente hay cambios de genes  para la adaptación. Pero, no hay cambio de especies. O sea, una bacteria que se hace resistente a un antibiótico (por ejemplo, escherichia coli resistente) va a cambiar los genes de adaptación de su pared celular para que el medicamento no la mate. Pero, nunca va a dejar de ser escherichia coli (su especie). Ni menos dejará de ser una bacteria. Los organismos se adaptan, evolucionan. Pero, entendiendo evolución como adaptación, nunca como un cambio de género. Es decir, la bacteria por más multirresistencia que tenga a un antibiótico, jamás dejará de tener el genoma y genotipo bacteriano.[7] En consecuencia, Keller si en verdad quiere que los creyentes ponderemos una cuidadosa integración al respecto, entonces queda examinar hasta que punto su propuesta debe tomarse en serio.

Por último, Keller no menciona el estándar que hoy tiene la base de la EBE, la evolución darwiniana, pues hace años que aun los propios científicos seculares[8]  la han desacreditado; aun más, Keller no pone en el banquillo de los acusados al ente filosófico de fondo para tratar esta propuesta como lo que es, una “teoría”,  lo cual revela que en algún sentido ha dado cabida a esta “suposición”  para que sus lectores le abran la puerta a algunas propuestas  evolutivas a través del  integracionismo “cauteloso”,  ignorando también que sea como sea, las teorías nacidas del darwinismo como lo es la EBE se basan también en una especie de fe, en el día de hoy, una fe imponente, a veces avasalladora si no se consideran sus “doctrinas”;  en efecto, y como dijera muy bien la  científica atea Lynn Margulis: “Será recordado el darwinismo como una  secta religiosa menor del siglo XX.


      Siendo concretos también,  sin duda estoy  en desacuerdo con el artículo de Keller, y esto,  no sólo con la ambigüedad  que estila; sino también  con su propuesta concreta de que hay una especie de EBE que los creyentes “debiéramos” aceptar. Ahora, según una interpretación literal histórica gramatical del génesis,  la frase  וַיֹּ֥אמֶר אֱלֹהִ֖ים     y Dios dijo”—que aparece a lo menos 26 veces en Génesis— supone en primera instancia, una creación ex nihilo que tiene su existencia de facto a la voz de Dios. Esto último incluye la noción de que muchas veces se usa el imperfecto del verbo הָיָה  (hayah) pues el “sea” (imperativo) de Dios es la causa de la existencia de la creación, lo cual y a nuestro parecer excluye todo tipo de proceso evolutivo, entendiendo este último término como lo plantean los evolucionistas; además el autor bíblico  usa este modo verbal desde el punto de vista del que escribe cuando ya los hechos han sido realizados (NTP narración de tiempo pasado). Como señala Carl Keil, “…las obras de la creación comienzan con las palabras וַיֹּ֥אמֶר אֱלֹהִ֖ים [y dijo Dios] esto es; las  palabras de Dios son existenciales, Él habla y está hecho[9]. Dicho de otro modo,  Dios dijo y fue, de modo que aun los animales y plantas  fueron hechos en el acto, no a través de un proceso evolutivo el mismo día de la creación; cambios adaptativos después quizás pudieron existir como es propio de toda especie, pero procesos evolutivos continuos  creemos con certeza que no, pues y,  como hemos señalado, la frase “Dios dijo y fue...” es concretamente decretiva. Si bien es cierto, frases como  “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” (Gén. 1:3) RV60 son traducidas por algunas versiones como “sugiriendo” un acción paulatina como lo hace NVI («Y dijo Dios: “¡Que exista la luz!» Y la luz llegó a existir”»). El giro hebreo יְהִ֣י א֑וֹר וַֽיְהִי־אֽוֹר (yehi or vayehi-or)  “sea  luz, y fue luz”  descarta una respuesta al mandato divino de manera  progresiva (*evolutiva); más bien la idea que comunica el verbo “…fue luz”, plantea una creación de facto. Y esto, sin considerar que a pesar que es un Qal imperfecto (acción en progreso), el verbo contiene una vav consecutiva, o, como se las llama en las gramáticas tradicionales, una “vav conversiva”  que tiene la particularidad de cambiar el tiempo verbal, en este caso, de imperfecto (acciones en progreso, no terminadas), a perfecto (acciones concluidas, acabadas), cuestión que subraya justamente, una creación en el acto.  

            Una segunda aprensión y final al artículo de Keller, es que no creer que el relato del Génesis es literal y con seguridad fuera de toda ambigüedad  es simplemente arrojar una sombra sutil sobre la Biblia y la base histórica de los hechos reales que dan sentido a doctrinas como el pecado original, el juicio de Dios, la depravación humana, y por sobre todo, la salvación desde el proto-evangelio hasta su desarrollo en el NT.  Cuando el Génesis, dice: “El séptimo día concluyó Dios la obra que hizo…”  (Gen 2:2), el יוֹם (yom) es una alusión normal a un día de 24 horas[10] (Brown, Driver y Briggs). Como señala —por ejemplo— Han: “Fuera de Génesis 1, “noche” se usa con yom 53 veces y cada vez significa un día normal. ¿Por qué sería génesis 1 la excepción? Incluso el uso de la palabra Luz con yom en este pasaje determina el significado como un día normal.[11]

Como hemos dicho, creo que la ambigüedad y propuesta de Keller —siendo caritativo— sigue los primeros pasos que en su momento Stott tomó para proponer en sus últimos días el aniquilacionismo, y la novedad “académica” que N.T. Wright tomó, para presentarnos la “rueda” no descubierta por el cristianismo reformado histórico  tocante a la correcta interpretación de la “justificación”, lo cual y en el caso de Keller, debemos considerar con cuidado, porque, ¿no es acaso su propuesta una forma de aceptar una especie neo-darwinismo solapado? En efecto, fue  el genetista ucraniano  padre de la síntesis evolutiva moderna Theodosious Dobzhansky (1900-1975) quien dijo: “Nada tiene sentido en biología si no es a la luz de la evolución...” lo cual Keller al parecer ha pasado por alto. 












[1] Keller Timothy 2016. Una evaluación del artículo “The White Papers” (pág. 13). https://biologos.org/uploads/projects/Keller_white_paper.pdf
[2] Op. cit. (pág. 13).
[3] “Muchas voces evangélicas seculares y muchos coinciden en un obviedad -que si usted es un Cristiano ortodoxo con un alto concepto de la autoridad de la Biblia, no se puede creer en la evolución de ninguna manera en absoluto.  […] Si tú crees en Dios, no se puede creer en la evolución. Si usted cree en la evolución, no se puede creer en Dios. Esto crea un problema tanto para los escépticos y creyentes”  óp. cit. (pág. 4).
[4]  Véase aquí https://www.youtube.com/watch?v=0SkG6n4PqHA [consultado el 29.09.2016]
[5] Barbadilla Antonio [s/f]. La evolución biológica. Departamento de Genética y Microbiología.  Universidad Autónoma de Barcelona. Internet URL:  http://bioinformatica.uab.es/divulgacio/evol.html [consultado el 29.09.2016]
[6] El profesor en línea, 2015. Pruebas de la evolución de las especies. Internet URL:
 http://www.profesorenlinea.cl/Ciencias/EvolucionPruebas.htm [consultado el 30.09.2016]
[7] Conversación  acerca del tema.
[8] Wernher von Braun, Luis Pasteur, Isaac Newton, Robert Boyle, Michael Faraday, Lord Kelvin, James Maxwell y Samuel Morse etc.
[9] Keil, Carl y  Delitzsch, Comentario al Texto Hebreo, del  Antiguo Testamento (Viladecavalls, Barcelona, 2008), p. 34.
[10] Brown, Driver y Briggs,  A Hebrew and English Lexicon of the Old Testament (Oxford Clarendon Press, 1951), p. 398
[11] Han, Ken y Sarfati, Jonathan y Wieland Carl, El libro de las respuestas  (Florence, KY, 2002), p. 35